20.7.17





Se vive en un régimen anestesista legislado por procesos o reglas que nada (casi?) tienen que ver con nosotros y nuestro adentro.
Me siento quieta pero mi cuerpo reacciona torpe a lo que parece una fuerza exterior que se impone déspota con movimientos cíclicos, jugadas mecanizadas y violentas, triquiñuelas silentes.
Mareo y pérdida de foco. Parálisis de un sueño que se presenta real e insoportable.
El infierno es de cada uno. El hígado fénix y fétido no es más que una metáfora demencial.
En el abismo de los despiertos, lo que nos quita el aliento es la emoción y el tacto.
El tiempo mantiene su ritmo estable (inventado y real, de nadie y nuestro).
Sístole y diástole: lo que se acelera y palpita es el corazón. Despertate.